martes, 9 de febrero de 2021

Recuperemos también nuestras mentes.


Por josé lefián h.

10.10.20

 


Hace una semana encontraron flotando en la ribera del río Rahue el cuerpo de una mujer adulta mayor que había desaparecido el día nueve de julio, donde fue vista por última vez en una calle del sector oriente de la ciudad de Osorno. La mujer fallecida vivía sola con su hija y el hecho fue calificado de suicidio por no encontrar heridas atribuibles a terceras personas. Hace cuatro días, el seis de octubre, encontraron el cuerpo de una joven mujer de veinticuatro años, quien se había lanzado a las corrientes del poderoso rio solo cinco horas antes de que fuera sacado por buzos. Esta joven osornina había avisado de antemano de sus planes suicidas a su familia, los cuales no le creerían, pero ella concretaría su amenaza un martes a las dieciséis horas, que fue la hora exacta cuándo transeúntes la divisaron lanzarse del puente colgante que une los sectores de Rahue con Ovejería. Hoy, diez de octubre, acaban de encontrar el cuerpo de Cristian Cárdenas, adulto de treinta y tres años que había desaparecido hace tres meses, su rastro se perdió exactamente una mañana del pasado seis de julio. Apareció en el mismo lugar donde comenzó su búsqueda, lo que significa que su cuerpo nunca se movió de esas hondas y frías aguas cerca de donde también esa mañana encontraron su vehículo abandonado. Seria todo, su familia con pesar por fin podría honrar su vida y cuerpo, mientras él se sumaría a la lista de suicidas que escogen el río Rahue como el lugar de la despedida, el lugar para dar su último aliento. La triste diferencia es que a Cristian yo lo conocí personalmente hace muchos años cuando éramos adolescentes y jugábamos en la misma escuela de fútbol, cuando era un cabro feliz y seguro de sí mismo, el Cristian de las tallas. Está demás decir que cuando conoces a quienes son parte de estas trágicas muertes no es tan fácil pensar ni debatir sobre el tema de la crisis mental que aqueja al país. Lo único que siempre se tiene que tener claro en estos casos es que uno no debe ni puede juzgar decisiones ajenas, debemos saber que es algo tan íntimo y tan personal que atañe solamente a la persona involucrada, por lo tanto no tenemos pito ni batería que tocar. Solo nos queda respetar la drástica decisión aunque nunca sea la correcta, porque; ¿qué sabemos nosotros de las vidas de los atormentados? Nada, a menos que seas uno.

 

El año pasado en la región de Los Lagos fueron 114 personas las que se suicidaron, cifras alarmantes, tomando en cuenta que en todo el país la suma total fue de 1800. Aun así, regiones como Valparaíso y la región del Bio Bio son quienes se llevan el mayor porcentaje nacional de estos lamentables decesos. Y en tiempos de crisis sobre crisis, es necesario hablar fuerte y claro, ya que una cosa es que nos preocupe la salud mental en Chile, pero otra cosa mucho más importante es empezar a preocuparnos por  la salud mental en Chile en tiempos de pandemia.  Porque este nuevo ritmo de vida que se nos ha impuesto hizo que las demandas por salud mental subieran en un 200% en los meses de abril y mayo, como también aumentó el consumo de tabaco en un 14%, de alcohol en un 13% y de fármacos en un 11%. Factores que aumentan ostensiblemente la posibilidad de nuevos conflictos familiares.

 

 

La mujer y una oscura realidad.

Otros números a tomar en cuenta que están muy relacionados con los datos anteriores y que hablan de una realidad muy oscura en nuestra sociedad, lo señala un estudio publicado en mayo y realizado por científicos de psicologiachile.cl, el cual confirmó que más del 70% de las mujeres chilenas se encontraban estresadas por la nueva forma de vida. No es difícil comprender el porqué. Los roles estructurados por el género se exageran en cuarentena. El rol de la mujer cocinera, mujer niñera, mujer señora de la limpieza y del orden, e incluso sumado, para algunas, al hecho de salir a trabajar, con todos los riesgos que ello conlleva, o el solo hecho de trabajar por video llamada se ha convertido en una carga demasiada pesada para los hombros de alguien que no recibe siquiera remuneración por ese trabajo tan importante como el de mantener funcional a su familia. Y aquí entramos en otro tema eje, la sociedad patriarcal que todavía impera en nuestra sociedad y que se transmite a muchas familias, la cual es causa innegable de agresiones, abusos, acosos, insultos, etc. No creen que ya es tiempo de preocuparnos del bienestar de nuestras mujeres que viven en ese mundo de violencia y humillación. Lo mejor es hacerse esta pregunta: ¿Qué clase de hombres gobiernan un país donde no nos hacemos cargo de la violencia física y mental en contra de nuestras mujeres, nuestras madres, hermanas e hijas?

 

Realidad del ciudadano común.

Hace meses leíamos a un reconocido doctor de psicología de la Universidad Católica declarando a un medio nacional: “la salud mental está en la agenda del país, pero necesitamos soluciones más que críticas, y necesitamos propuestas más que diagnósticos”. Doctor, pareciera que necesitáramos una agenda más grande. Una propuesta clara que conocemos todos es regular los precios para que la persona de clase media-baja pueda acceder a psicólogos, psiquiatras, medicamentos, etc. Porque aunque ya suene como un cliché, nunca ha dejado de ser verdad que para tener una salud de calidad en este país o tienes que ser de clase alta o tienes que hacer un esfuerzo económico inhumano para solventar los gastos implicados.

Porque veamos esta realidad acorde al chileno común, el cual paga $30.000 por una hora médica, en donde tiene sesenta minutos o incluso menos para desahogarse y darse a entender, y donde lo más probable es que te receten uno o dos remedios de $40.000. Eso para alguien que gana $300.000 al mes suena imposible de sostener, y aquí no solo la lógica me acompaña sino también las matemáticas. Entonces  nos percatamos que el problema es más de fondo, el problema termina siendo el mismo que causa tantos males; la desigualdad. Y mientras no cambiemos ese eje del mal, difícilmente podremos optar a una salud mental de calidad que sea accesible para todos los chilenos sin importar su rango social.

 

Una verdadera solución, muchas oportunidades.

ü  Menos horas de trabajo

ü  Mejores condiciones de trabajo

ü  Mejores sueldos

ü  Promover una vida saludable

ü  Comer sano

 

Todas soluciones que parecen ir en contra del sistema capitalista establecido, en donde trabajar más, con horarios burdos y escandalosos, significa ser mejor ciudadano.

En donde aguantar injusticias y abusos en el trabajo significa “ponerse la camiseta”. En donde tener un mejor sueldo que sea acorde con las constantes subidas de precios del mercado solo es posible si eres político, empresario o militar. En donde  para muchos “vida sana” solo significa ir a jugar el fin de semana con el equipo de barrio. Y donde comer sano es económicamente riesgoso para aquellos bolsillos que llegan con los justo a fin de mes. Quizás, nuevamente copiar (el cual hace décadas es el hobbie favorito de los gobernantes chilenos) en este urgente tema no sea una mala idea, especialmente si se pretende emular el exitoso sistema de salud mental australiano. Pero para eso, primero hay que ponerse la mano en el bolsillo. Porque los australianos ocupan el 9,6% de su presupuesto total en salud mental, una cifra inimaginable en Chile, donde solo se invierte el 1,9%. Primer paso obligatorio y necesario es ese. Luego, los demás pasos a copiar según el plan australiano son:

 

ü  Fortalecimiento institucional,

ü  Inversión en nueva infraestructura,

ü  Fuerte capacitación de recursos humanos,

ü  Creación de programas de prevención en amas de casa, en jóvenes, en personas de escasos recursos y en pueblos originarios,

ü  Promover culturalmente el cambio de visión sobre estas enfermedades para acabar de una vez por todas con la injusta estigmatización.

 

Todas estas parecieran ser excelentes ideas a realizar en un próximo futuro, pero para cumplir con estas propuestas se necesita mucho más que un mísero 1,9%, y ahí tenemos que volver a preguntarnos: ¿existe la real voluntad de ampliar el presupuesto?

 

El nuevo Chile.

Actuar pronto parece ser casi un deber, pero en un país donde los reales problemas de la gente no son escuchados o suelen ser barnizados bajo capas de mediocridad e hipocresía, se ve difícil imaginar un futuro en donde el stress, la ansiedad y la depresión no sean el pan de cada día de un importante número de chilenas y chilenos. Y esto parece sonar como una amenaza pero es una realidad; o actuamos o nos convertiremos en el país más depresivo del mundo, o actuamos o estas tragedias nos tocaran más cerca de lo que creemos.

 

Ojalá el nuevo Chile con el que muchos soñamos si se preocupe de sus ciudadanos, ojalá el nuevo Chile que se nos viene encima si entienda que familias felices y trabajos en condiciones dignas a la larga se traducirá en un incremento positivo tanto económico como cultural. En resumen, nuestra más grande esperanza es ese nuevo Chile y sus nuevas políticas en pos de su gente que ha sido tan abandonada. Esperemos y trabajemos para que sea así.



*Crónica escogida como obra destacada en Concurso literario "Tiempos Difíciles", organizado por Editorial Universidad de Concepción.


https://editorial.udec.cl/sites/default/files/C-Cron-Seleccionados_0.pdf



Libro gratuito en link de abajo:

https://editorial.udec.cl/sites/default/files/Tiempos%20dificiles-Edit.%20UdeC.pdf


jueves, 4 de febrero de 2021

Versos libres a la Merluza.


¿Preferir otro pescado antes que la merluza?

Ni que me juntara con gentuza.

Tampoco busco escaramuza.

Pero ignorar a ese rico pescado,

Debería ser considerado pecado.

Si crece casi un metro el ajilado.

 

Yo a veces las pongo en mi sartén,

Mira cómo se fría el gayi gayi le digo al Rubén.

Y él que me responde: que jolgorio ese olorcito.

Carne tan blanca que hasta les causa cortocircuito.

 

Si hasta sus huevos nos podemos comer

Con aceite de oliva, y hojas de laurel,

Dientes de ajo y un poco de pan rallado.

La receta es tan buena que quedo anonadado.

 

Y si te preocupas por tu bienestar,

No olvides que la merluza tú debes probar,

Proteínas y minerales tiene por montones,

Ni deben preocuparse por quedar guatones.

 

Con tanto beneficio que te da este pescado,

No puedo entender que no lo hayas probado,

Si solo las vieras cuando nadan por nuestras costas,

De Arica a Punta de Lapa,

Acompañando a las langostas.

 

Así que no pierdas tiempo y ve corriendo a la Caleta.

Que quizás tengas suerte y te muevan una aleta.

Lo mejor es su consumo, tan artístico y variado,

Al horno, a la plancha, o fresco.

O si tú lo quieres; bien asado.

 

Pero no te confundas, amigo.

Mira que ellas no son salmones,

Solo ambas se parecen

En que las comemos con limones.

 

Por hoy olvida la crisis, la pandemia y tanta muerte,

Siéntate en la mesa, hermano.

Qué ya pasará la veda y la mala suerte.

 

 

 JOSE LEFÍAN H.





*Poema ganador de concurso literario "Caleta de cuentos", organizado por WWF Chile. 

https://www.wwf.cl/sala_redaccion/comunicados_de_prensa/?uNewsID=364959

La culpa

 



Nunca creyó en la pandemia, para ella eran inventos de la elite mundial en complicidad con las clases dominantes de cada país con el objetivo de mantenernos controlados y con miedo. Su familia compuesta por cuatro personas; ella, sus padres y su abuela, tampoco creían y se burlaban de las advertencias que se repetían por las redes sociales y en los canales de televisión, pero eso ocurrió solo después del discurso apasionado de ella, evidenciando un supuesto complot global, el cual también ponía en duda los protocolos que nos obligaban a acostumbrarnos a una nueva vida. Así continuaron su vida de manera normal, ella siempre salía con sus amigas a pesar de la cuarentena, sus padres también, pero estos obligados por el trabajo, su abuela un poco más indecisa, decidió no salir a menos que fuera por motivos estrictamente necesarios, pero continuaba asegurando ante la familia que todo era una farsa, que los muertos eran por gripe común, aunque por dentro una vocecita comenzó a incomodarla, una vocecita que le decía que no se tomara todo a la ligera, que la situación podría ser mucho más peligrosa de lo que creían, como presagiando la tragedia.

No se sabe exactamente quién llevó el virus a la casa, no se sabe si fue la irresponsabilidad e inconciencia de ella o el destino y  la mala suerte de sus padres, y mejor no saberlo nunca. Esas son culpas qué solo la propia persona debe procesar y sanar. Ahora que quedan solo dos personas en la familia, el discurso apasionado en contra del virus se apagó y se convirtió en un silencio que cuatro meses después continúa doliendo.





*Relato escogido como obra destacada y publicado en la Revista Tinta Nova de Rosario, Argentina. 

https://diariotintanova.com/revista-nova-quinta-edicion/

https://www.criterioonline.com/2021/02/01/distincion-literaria-para-poeta-de-dolores-en-rosario/

MI AMIGO VASKA

  Mi abuela siempre decía que ella, mi madre y yo, sobrevivimos al duro bloqueo de Leningrado y al hambre sólo gracias a nuestro gato Vaska....